No aprenden. La fundación que preside
José María Aznar ha difundido un
vídeo en el que se analiza lo que dicen que sucedió del once al catorce de marzo de 2004.
Miguel Ángel Rodríguez es el máximo responsable del documental en el que se insiste en culpar a los socialistas, de representar, en las 72 horas que siguieron al 11-M,
?la obra de teatro que habían ensayado meses antes?. Según la
FAES, la izquierda y los movimientos antisistema, elaboraron una estrategia con intención de manipular la masacre y alcanzar el poder, siempre después de haber insistido durante un año en que un atentado islamista sería consecuencia de la participación española en la guerra de Irak.
Pues muy bien. ¿Y ahora qué hacemos? ¿Qué ganan los españoles con el vídeo acusador? ¿En qué beneficia al Partido Popular solemnizar lo obvio? Más les valdría dedicarse a investigar qué pasó antes del 11-M y no en recordarnos a todos lo que todos hemos vivido.
En cualquier caso y, por mucho que se empeñen, no van a borrar los muchos errores en los que incurrieron en las horas posteriores a la matanza. Aseguraron ?incluso el sábado 13 de marzo- que la más importante línea de investigación conducía a la banda terrorista ETA. Y no era así. Confundieron sus deseos con la realidad. Los torearon bien toreados. Entraron a todos los trapos. Incluso hoy, más de un año después, lejos de ser los que más y mejor investiguen, se conforman con leer el diario
El Mundo y con producir vídeos con la única intención de justificarse.
Además, imaginen lo que hubiera pasado en España si no se detiene a Jamal Zougam pocas horas antes de las elecciones. Supongan que hubiera ganado el PP después de que votásemos creyendo que había sido ETA la autora de la matanza. ¿Hasta dónde habría llegado la reacción de la izquierda si se hubiera comprobado pocos días después que no fueron los etarras y sí los islamistas los que asesinaron a 191 personas? Mejor no pensarlo.
El Partido Popular perdió porque medio millón de españoles dobló el lomo. Y estaba en su derecho de doblarlo. El miedo es libre. El triunfo del PSOE es legítimo. Nadie puede comprobar quién les votó por la infamia que cometieron cuando en lugar de comportarse como leal oposición, se burlaron de todo principio democrático y culparon al Gobierno de José María Aznar de haber ayudado con su política a que -aún no sabemos quiénes- asesinaran 191 inocentes.
Pero ahora no es tiempo de recordarnos lo que no hemos olvidado. De sobra sabemos qué pasó en los días de la infamia. Lo que queremos es que nos cuenten qué pasó antes y no después del 11-M. Los que leen mis artículos en
España Liberal, saben que dudo mucho de que se corresponda con la realidad el Cuento de Pulgarcito que nos han contado. En esta tristísima historia, ni están todos los que son, ni son todos los que están. Ahí tienen lo que hoy mismo hemos conocido de las relaciones de
?El Dinamita? con
Terra Lliure.
En lugar de invitarme a ver un vídeo que sabe Dios lo que ha costado, le agradecería mucho a la Fundación para el Análisis y Estudios Sociales que, al menos, me ayudara a responder a estas cuatro preguntas:
¿qué explosivo sirvió para volar los trenes? ¿Quién lo colocó? Y sobre todo,
¿por qué ni huyó ni se escondió Jamal Zougam? ¿Por qué no explotó la mochila que sirvió para detenerlo tan a tiempo?
Pero va a ser que no. Desgraciadamente para los populares y para todos los españoles,
Mariano Rajoy ha dado muy pocas muestras de estar por la labor de hacerse preguntas que como hombre de Estado le resultarían muy inquietantes. Lo suyo es esperar la lluvia fina de votos. Y no llueven. Ni siquiera lloviznan.