O mueren en muy extrañas circunstancias en un piso de Leganés, o se suicidan en Irak, o se les expulsa de España antes de que declaren en la Audiencia Nacional. Según el diario El Mundo, Rachif Taichi ?El Chico?, la persona que acompañó a ?El Chino?, cuando el terrorista llegó a un acuerdo con Antonio Toro y Suárez Trashorras para comprar los explosivos del 11-M, fue expulsado a Marruecos por la Policía el pasado mes de abril sin que el juez Del Olmo llegara a tomarle declaración?.

Otra exclusiva de El Mundo. Y van mil. El caso es que Taichi ni siquiera huyó, le desterraron a tiempo, antes de que pudiera declarar. Tal vez alguien no quiso que le explicara a su señoría que la dinamita que le compró su amigo El Chino a Trashorras no fue la que se utilizó el 11-M. Tardaremos mucho en volver a saber de Taichi. Tardaremos tanto como tardamos en saber quiénes profanaron la tumba del GEO que murió en el asalto al piso de Leganés, o quién asesinó a dos guardias civiles en Navarra.

Se lo están poniendo muy difícil a Del Olmo. No le envidiamos el puesto. Ni a él ni a los letrados del Turno de Oficio que defienden a Jamal Zougam y a otros supuestos implicados. No hace muchos días el abogado que coordinaba su defensa denunció que en un control del Aeropuerto de Madrid le desaparecieron documentos importantes del sumario del 11-M. Por cierto, los que se han leído en su totalidad la parte del sumario sobre la que se ha levantado el secreto, aseguran que todo lo que allí aparece está cosido con hilos muy finos. Sorprende mucho que ni uno sólo de los acusados haya confesado. Tanto como que no aparecieran suicidas en los trenes y que luego se multiplicaran por arte de magia en Leganés.

El jueves se debate en el Congreso de los Diputados las conclusiones de la Comisión de Investigación. Zaplana será el portavoz del Partido Popular. Lástima. No podrá presumir de haber llevado ante la Justicia a los que mintieron en el corredor de la deslealtad. Es lo mínimo que tendrían que hacer el PP por las víctimas de la masacre. Pero ni lo han hecho ni probablemente lo harán. Están a verlas venir. Se conforman con leer la prensa cada mañana. Así les va. ¿Qué será de Taichi?