El Mundo, 17 de enero de 1999
Nació el año 102 a.C. dentro de una familia de la aristocracia. Cuando llegó a Hispania tenía 33 años. Ejército permanente, colonización, bajos impuestos y derechos municipales, claves de su política.
La primera vez que Cayo Julio César llegó a Hispania tenía 33 años y ante las aguas de la vieja bahía gaditana donde se rendía culto a Hércules-Melqart, el fundador mítico de Iberia, lloró recordando que, a su edad, Alejandro Magno había conquistado el mundo. El, en cambio, acababa de obtener su primer cargo en el
cursus honorum, el de cuestor en la Hispania Ulterior y andaba huyendo de sus acreedores y enemigos políticos de Roma. No es que fuera desconocido allí. En realidad, se le conocía demasiado.
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El Mundo, 10 de enero de 1999
Sucesor de Abderramán III, murió el 1 de octubre de 976. Su reinado dio al Al Andalus un largo periodo de paz. Amplió la mezquita de Córdoba. Contrario al alcohol, quiso arrancar todos los viñedos.
Si el siglo X es el único en que puede hablarse de un auténtico Estado hispanomusulmán -esto es,
andalusí, porque Al Andalus llamaban los musulmanes a la Hispania romana y goda que conquistaron casi por completo en el siglo VIII- los años de califato de Al Hakem II, hijo y sucesor del primer califa Abderramán III, constituye la auténtica Edad de Oro del Islam español.
Con la hegemonía militar lograda por su padre sobre todos los caudillos militares andalusíes, incluido el peligrosísimo cristiano Omar Ben Hafsún, se produjo la unidad política que, en vano, buscaron los omeyas desde el primer emir independiete Abderramán I (756) y creyeron alcanzar con Abderramán II (850).
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El Mundo, 27 de diciembre de 1998
Nació el 16 de febrero de 1932 y murió el pasado 19 de diciembre. Hemingway fue su amigo y «biógrafo». Estoqueó a 2.000 toros. Para muchos es el mejor torero de la segunda mitad del siglo XX.
Cuando el padre de Antonio Ordóñez debutó en Madrid, el crítico Gregorio Corrochano tituló su crónica con sencillez ática:
Es de Ronda y se llama Cayetano. Nacía así, con el mismo estilo literario que se glosaban en la plaza, un torero mítico, Cayetano Ordóñez
El Niño de la Palma, y se consolidaba otro mito mucho más duradero: el de la Escuela de Ronda, supuesta antítesis de la de Sevilla y que proclama dos virtudes capitales: la naturalidad en el ruedo y la hondura en la ejecución clásica de las suertes.
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El Mundo, 20 de diciembre de 1998
Se le considera precursor del despotismo ilustrado. Le apodaron «El grieguito». Impulsó fortificaciones, mejoró las comunicaciones y reformó la Administración. Su época fue la auténtica Edad de Oro de Hispania.
Publio Aelio Adriano (76-138), aun en mayor medida que Trajano, representa la consolidación de la dinastía Aelia y el poder del Partido Hispano en Roma, pero también el milagro de conjugar cuatro elementos capaces de arruinar cualquier imperio: un alma atormentada, un talento excepcional, una personalidad avasalladora y una idea fatalista y melancólica del mundo. Para algunos es el emperador más imporatante de Roma. Se le ha considerado el precursor del despotismo ilustrado, pero al lado de Adriano los reyes europeos del siglo XVIII no pasan de tiranos alfabetizados.
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El Mundo, 13 de diciembre de 1998 
Esposa de Carlos III, uno de nuestros grandes reyes, y madre de Carlos IV. Impulsó la tradición del belén entre los españoles. Fumaba cigarros habanos para calmar sus nervios. Murió con 35 años de tuberculosis.
Como otras tradiciones españolas que se suponen antiquísimas, la de instalar un belén en todas las casas, de las más empingorotadas a las más humildes, viene del siglo XVIIII. Y la responsable fue una reina que sólo pudo pasar un invierno en el Trono, que llegó con 34 años y murió con 35, que se llamó María Amalia de Sajonia y que fue la primera esposa y la única mujer de uno de nuestros grandes reyes, Carlos III.
En realidad, la figuración del belén es una tradición que viene de los orígenes del cristianismo. A finales del siglo II se encuentran imágenes de la Virgen y el Niño en as catacumbas y desde el siglo V se multiplican en los mosaicos de las iglesias bizantinas escenas ya codificadas con la Virgen, el Niño, San José, el buey, la mula y la estrella. La idea de Belén como símbolo de nuevo nacimiento, ligado a la celebración del solsticio de invierno, esto es, del triunfo del sol y de la luz sobre las tinieblas, tuvo siempre gran aceptación popular, aunque las disputas teológicas impidieran unadefensa entusiasta por parte de la Iglesia.
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El Mundo, 22 de noviembre de 1998
Se convirtió en heredero cuando su padre ordenó matar al primogénito. Fracasó en la toma de Málaga, porque su ejército estaba borracho. Cuando los almorávides tomaron Sevilla se vio obligado a partir al destierro.
Pocas vidas tan novelescas y, sin embargo, tan consagradas a la poesía como la del tercer y último rey sevillano de los abadíes, Mohammad ben Abbad. Su abuelo Mohammad ben Qasim, fundador de la dinastía, llegó al poder en 1035 instalando en el trono a un doble del califa Hisem II, muerto o asesinado. El seudo-Hisem era cierto hijo de un esterero que se le parecía mucho y que sólo aparecía en público para refrendar cuanto dijera Al Qasim. Muchos se lo creyeron y otros tuvieron que fingirlo para conservar su cuello. El hijo del falsificador, Al Mutadid, que lo sucedió en 1042, continuó algún tiempo con el embuste, hasta que una vez seguro de su poder tras haber conquistado, traicionado, envenenado y seducido a mansalva, se coronó sin mayores ceremonias. Fue un político terrible y un caudillo militar formidable, que convirtió la taifa de Sevilla en la más importante de Al Andalus.
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El Mundo, 15 de noviembre de 1998
Fue la hija pequeña de los Reyes Católicos. Su matrimonio con Enrique VIII la convirtió en reina de Inglaterra. Rechazó hasta la muerte la petición de divorcio de su esposo, amante de Ana Bolena.
La hija pequeña de los Reyes Católicos era la que más se parecía a su madre: rubia, de ojos claros, graciosa, inteligente... Era una belleza de tipo inglés, muy en la línea de su bisabuela Catalina de Láncaster, de quien tomó el nombre y que fue quien introdujo la locura en la dinastía de los Trastámara. Fue una joven excelentemente educada, que hablaba y leía en latín. De los cinco hermanos supervivientes, Catalina era sin duda la de mejores prendas intelectuales y morales pero le faltó la ambición política para ser más feliz. Y quizá la razón fue que, como sus hermanas y a ejemplo de su madre, tenía una manía de enamorarse propia de las novelas de caballerías. Catalina, en mayor medida que Juana, representa una variante poco comentada pero quizá la más común del
amor cortés, tan novelero: el
amor fatal al propio esposo, que ni lo comparte ni lo merece.
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El Mundo, 20 de septiembre de 1998
Fue hijo de Carlos I y de la reina Isabel e Portugal. Amó la música, la caza, la pesca y el coleccionismo. Iba a misa andando y se paraba en la calle a hablar con los niños y ancianos. Como rey de Portugal, culminó la unión peninsular. Su mayor fracaso fue el naufragio de la Armada Invencible.
Felipe II fue hijo del emperador más poderoso de su tiempo y de la reina más hermosa que ha tenido España: Isabel de Portugal.
Nació en Valladolid en 1527, tan delgado y frágil, con la piel tan blanca, los ojos de un azul tan claro y el pelo tan rubio que parecía albino, hijo de la Luna. Ninguno de los razonables temores sobre su salud se cumplieron y se convirtió en un joven de estatura mediana tirando a baja, talle esbelto, andar erguido, hablar pausado, sonrisa blanca, elegante y sencillo en su atuendo, cuidadosísimo de su higiene, con un talante amable, gentil, y un punto de lejanía melancólica. En su cara dominaron de joven los ojos y de viejo, la mirada. Los labios sensuales fueron acuchillándose con el tiempo. No habló cinco idiomas, como su padre: sólo español y portugués con el latín para entenderse. Su educación fue sólo parcialmente buena: en vez de Luis Vives tuvo al cardenal Silícco, en realidad apellidado Guijarro, pero el príncipe, con su amor a los libros, a las artes y a las ciencias, fue forjándose una admirable formación intelectual.
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El Mundo, 26 de julio de 1998 
Tenía una voz corriente, pero mucha gracia y picardía. Su peculiar estilo renovó el baile español. Tuvo una estrecha relación con los poetas del 27, sobre todo con Lorca. Sus dos grandes amores, los toreros «Joselito» y Sánchez Mejías, murieron en el ruedo. Bailó por última vez ante Indalecio Prieto.
En 1898, ocho años después de
Antonia Mercé, La Argentina, vino al mundo en Buenos Aires, también por casualidad, Encarnación López Júlvez, llamda La Argentinita, como lo fue en sus orígenes la
Pavlova española. Pero Antonia ascendió a
Argentina y Encarnación se quedó con el diminutivo cariñoso. Era también hija de artistas, aunque su padre era guitarrista y no bailarín, y su madre aragonesa y no andaluza.
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El Mundo, 19 de julio de 1998 
Nació en Buenos Aires durante una gira de su padre, primer bailarín del Teatro Real. Empezó a ganarse la vida de corista. Fue amiga de Falla y favorita de intelectuales. En 1918 era ya una figura del baile español. Alta, de ojos verdes, fue una de las mujeres más elegantes de su tiempo.
Hay dos mujeres que protagonizan la modernización de nuestra danza en el siglo XX, su divulgación internacional y su entronización en el gremio intelectual, tantas veces refractario al folclore popular, oscuro y anónimo. Curiosamente, comparten apodo artístico, por haber venido ambas al mundo casualmente en Buenos Aires, donde actuaban sus padres. Una es Antonia Mercé,
La Argentina; la otra, Encarnación López
La Argentinita. Las dos fueron amigas de los músicos y poetas del 27:
La Argentina, más amiga de Falla;
La Argentinita, más amiga de Lorca. Ambas tuvieron que partir de abajo, del mundo de las variedades y el cabaré, para llegar, a fuerza de estudio y constancia, a enamorar a los modernos creadores españoles y al público de París y Nueva York.
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