El Sol, 17 de julio de 1931
Entre las figuras de relieve que sobresalen con perfil propio a la hora presente en la intelectualidad está D. Luis Jiménez de Asúa. Catedrático culto, de actividad estudiosa, con la inquietud espiritual que define el momento, hace ya años, pese a su juventud, que tiene logrado un nombre en la zona intelectual española. Su acometividad contra la dictadura marcó en Asúa el punto de arranque hacia la política. La dignidad de la cátedra no es incompatible con el ejercicio de la vida pública. Formó en la falange de los hombres selectos que creyeron necesario, urgente, indeclinable, resistir al régimen.
Leer más...
El Sol, 11 de junio de 1931
LOS LIBERALISTAS ANDALUCES
«No vayáis fuera», pedía San Agustín.
Aquel otro maestro de Granada, Ganivet, acató el signo. Y desde entonces el tiempo, con sus formidables corrientes de desintegración, ha hundido hombre y teorías.
Lo que pudo ser incendio nacionalista, «puesta en marcha» de un motor europeo -la unidad influyente de una raza con resortes vírgenes-, se ha quebrado por su misma base. El país, como granada madura, se abre por el ensamblaje de las regiones. Reduce su talla el coturno, un viento interior pliega las fantasías de poderío, y la imaginación cambia el galope por un paso tranquilo.
Leer más...
El Sol, 15 de noviembre de 1931
EN SU CASA
Así: en su casa la mujer.
Por dentro, andariega, muy andariega...
Es el sino, doblemente pagado de la española pura.
La acritud del camino, el triunfo costoso, la fama reunida noblemente fueron en ella -dolor y fruto- desviaciones superficiales impuestas por la tiranía «del hombre».
Hoy, a la sombra dulce de los laureles, como ayer juventud errátil hacia diversas orillas, Concha Espina -en su silencio trabajado, en su generoso desdén, en su forja constante- ha sido mujer siempre.
La pura fidelidad a un sentimiento y a un convencimiento la han aislado de la calle en la hora de la feria. Discurre en los días actuales un tropel femenino muy bravío. Tiene el espectáculo un aire barroco de estampa de vendimia. Festín es alegría y es olvido. Y está bien, muy bien el gozo por las privaciones acabadas, y es lógico, muy lógico, que primero se acerquen a la mesa los voraces; pero con ser injusto, sería aún más injusto, equivocado, rehuir ahora a un sufrido bloque de voluntades que en la eternidad de la penuria -Blanca de los Ríos, María de Maeztu, Matilde de Huici, Isabel O. de Palencia, Lulia Peguero, María Luz de Morales, Consuelo Bergés... ¡tantas!...- con su obra y su conducta, supieron delinear los perfiles morales y la capacitación civil de la española.
Leer más...
El Sol, 3 de junio de 1931
Julián Besteiro, el gran socialista, vive estas horas en un serenado apartamiento de la calle. Con sus libros, con sus discípulos. Como siempre.
Fue con Vera, junto a la combatividad directa de Pablo Iglesias, el espíritu universitario. Dio al socialismo de España, en sus iniciaciones, un contenido intelectual. Y sigue, como una llama limpia de la idea, iluminando las rutas del combate obrero.
Su palabra fluye siempre precisa y generosa.
Hoy, ante un porvenir confuso de luchas sociales, sus enseñanzas han de ser muy útiles. Vamos a oírle. Un redactor de El Sol ha celebrado con él la entrevista que sigue:
Leer más...
El Sol, 27 de agosto de 1931
EL «EMIGRANTE»
Don Jacinto en persona franquea la entrada.
«¡Uf! ¡No sabe usted la que se ha armado en la calle!», siento gusto de decirle.
No se lo digo. Es más interesante que sea él quien lo diga.
El tampoco lo dice, naturalmente.
A D. Jacinto, como artista puro le encanta esa noble burla de equivocar a la gente.
El «decíamos ayer...» hoy sólo lo usan los cobradores de morosos recalcitrantes.
A mí me basta advertir que don Jacinto no se ha rasgado las vestiduras ni comprado un bordón de peregrino. Me basta con ver entre sus dedos el puro de todas las caricaturas y no la pesadumbre de un «kempis»...
Sí... D. Jacinto no cambia. Lo que cambia es la gente.
Leer más...
El Sol, 11 de noviembre de 1931
AQUÍ ESTÁ D. PÍO.
¡Tan famoso! ... Igual que siempre: el boinón sobre la robusta cabeza alegre; la barba, crecida a su gusto; un traje raído a medio abrochar; los pies, materialmente «liados» en unas botas de paño, y con frío, con mucho frío... igual que siempre.
Ahora le molesta un dedo que se ha estropeado en el tren; antes hablaba de la mordedura de un dogo... Igual que siempre... Don Pío, a la española, inicia estas conversaciones para los diarios con esos dos asuntos: el frío y un minúsculo alifafe que lo contraría...
Leer más...
El Sol, 1 de agostro de 1931
Una brasa marcial avivada por todos los vientos, en la mar de Aragón: Mallorca. No hubo rumbo civilizado que no recalara en los fondeaderos donde cantan sirenas. Velas empurpuradas de Tiro. Velas de nieto de Ulises. Trirremes del César; naves de D. Jaime echando por delante el romance catalán en que escribiría el beato Lulio. En la aurora de los tiempos, la piragua de cuero del hombre que encendió fuegos en los «talayots». Y la nave cauta y silenciosa de Israel, sin pabellón y sin nombre.
Leer más...