NICOMEDES PASTOR-DIAZ: Un olvidado magnífico

El Mundo, 25 de enero de 1998

Su poema «La inspiración» se ha considerado el paradigma del romanticismo. Durante la regencia de María Cristina, fraguó la escisión del liberalismo entre progresistas y moderados. A los 21 años y con una carpeta de versos bajo el brazo llegó a «El Parnasillo» para conocer a Larra y Espronceda.

A mediados del siglo pasado era Nicomedes-Pastos Díaz Corbelle, nacido en Vivero, Lugo, en 1811, uno de los españoles más leídos, importantes y respetados. Cuando murió en 1863, todavía joven pero muy gastado por el continuo ajetreo político y literario en que desarrolló su vida, había alcanzado casi todos los honores políticos, excepto el de Jefe del Gobierno. Fue Consejero de Estado, ministro de muchas cosas, embajador en Italia y Lisboa, diputado continuo y Rector de la Universidad de Madrid. También fue conferenciante de éxito, poeta de renombre y en dos lenguas, novelista, parlamentario vigoroso y periodista de los más influyentes.

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JORGE MANRIQUE: La vida como río

El Mundo, 18 de enero de 1998

No llegó a cumplir los 40 años. No pudo ver cómo Isabel de Castilla, por la que tanto arriesgó su vida, empezaba junto a Fernando de Aragón, el reinado más importante de la Historia de España. Inauguró la poesía como un hecho individual, como expresión particular de sentimientos.

Es Jorge Manrique el primer gran poeta de la España moderna, la que nace con los Reyes Católicos, aunque también puede decirse que es el último gran poeta de la España que cierra la Edad Media y se abre a una nueva era con Isabel y Fernando. Dentro de los signos curiosos que esmaltan su reinado, no es menor que su primer año coincida con el de la muerte del primer poeta de Castilla defendiendo precisamente el derecho al trono de Isabel. No es tampoco casualidad que inaugure la gran serie de poetas inmensos en la lengua de España con brevísima obra. A Jorge Manrique le bastaron unas pocas estrofas de un solo poema para ganar fama imperecedera.

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ARGANTONIO: El mito real

El Mundo, 11 de enero de 1998

Monarca centenario, gobernó sobre el reino de Tartesos. Se ofreció a ayudar a los foceos en su lucha contra los persas y a admitirles en su reino si eran vencidos. Anacronte lo pintó como símbolo de la felicidad terrestre. Rigió patriarcalmente los destinos de su pueblo.

Vivimos en un lugar de sol y sombra que los fenicios llamaron Ispania; los griegos, Hespería; otros pueblos, Opshixia; los cartagineses, Ibería; y finalmente los romanos, de vuelta a los orígenes fenicios, Hispania, con elegante H latina que no oculta su significado de tierra de conejos; por cierto, mejor que Ophixia, que significa tierra de serpientes. Y este lugar, desde antes de ser España, que es el nombre que resume todos los anteriores, tiene, entre otros, tres reyes míticos: Gerión, Gárgoris y Habis. Gerión, según el mito griego, pastoreaba bravos toros y pacientes bueyes, era fuerte y rico, y vino a matarlo Hércules, que se quedó con las Columnas y con el Estrecho.

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DON RODRIGO: La pérdida de España

El Mundo, 4 de enero de 1998

Después de ser elegido rey tuvo que enfrentarse a tres rebeliones simultáneas. Perdió la batalla de Guadalete ante 20.000 bereberes. El Estado visigodo se vino abajo por la mezcla y confusión de lo privado y lo público. Se forjó la leyenda de que España se perdió por falta de valores morales.

En el año 711 se perdió España para la civilización grecolatina y la religión cristiana, que después de siete siglos habían convertido el mosaico de tribus de la península Ibérica en una de las provincias más importantes del Imperio Romano. Todavía es un enigma histórico, por utilizar el título de uno de los grandes estudiosos de este período, Claudio Sánchez Albornoz, cómo lo que las legiones romanas tardaron 200 años en conquistar pudieron tomarlo los musulmanes en apenas dos años, después de una sola gran batalla, la del Guadalete.

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RECAREDO: El primer rey católico

El Mundo, 28 de diciembre de 1997

Inició los catorce siglos de catolicismo oficial en España. Su hermano, el primogénito Hermenegildo, fue ejecutado por levantarse en armas contra su padre. A su merte, en el 601, la unificación territorial, política y religiosa era un hecho. Su sucesor, el joven Lieva, no alcanzó el año y medio de reinado.

No tendríamos belenes en Navidad si no fuéramos un país de hondísima tradición católica. No tendríamos más de 1.400 años de catolicismo oficial si en el año 589 no se hubiera celebrado el III Concilio de Toledo. Y no se habría celebrado ese concilio si dos años antes no se hubiera convertido al catolicismo el rey de España, Recaredo, hijo pequeño de Leovigildo y su sucesor en el 586, un año después de la ejecución en Tarragona del primogénito Hermenegildo, que se había alzado en armas contra su padre y había provocado una cruenta guerra civil de casi un lustro.

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LEOVIGILDO: El último de los godos

El Mundo, 21 de diciembre de 1997

Fue el rey visigodo más valorado y temido. Se impuso militarmente al resto de visigodos de la Península. Mandó matar a su hijo Hermenegildo, católico, que se rebeló contra él en una sangrienta guerra civil y religiosa. Al final de su reinado, en el 585, había conseguido la unión política del país.

En los dos siglos y cuarto de dominio visigodo en España, nadie más valorado y temido por sus contemporáneos que Leovigildo. Aunque fue el último de los reyes arrianos, su nombre es celebrado por Isidoro de Sevilla, la gran figura de los católicos antes de la invasión musulmana. Aunque mandó matar a su hijo Hermenegildo, rebelde y católico, los historiadores de la época de su otro hijo, Recaredo, convertido al catolicismo, valoran más al padre asesino que al hijo asesinado. Sólo mucho tiempo después, cuando ya la memoria de ambos se había borrado, San Hermenegildo, mártir, se impuso a Leovigildo.

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MARIA CRISTINA DE AUSTRIA: Doña Virtudes

El Mundo, 14 de diciembre de 1997

Llegó a Reina por sus virtudes, públicas y privadas, cuando hubo que buscarle esposa a Alfonso XII. El Rey al duque de Sesto: «No te esfuerces, Pepe. A mí tampoco me ha parecido muy guapa. La que está bomba es mi suegra». Hizo que los hijos de Alfonso con Elena Sanz fueran declarados sin padre.

Si la restauración monárquica en 1874 es obra política de Cánovas, que lleva a Alfonso XII de la mano hasta el trono desalojado por su despendolada madre, lo que solemos llamar Restauración, con mayúscula, tiene como protagonista clave y como hilo de continuidad en la máxima jerarquía del Estado, a la Reina María Cristina, esposa segunda de Alfonso XII. Embarazada al morir éste, juró la Constitución como Reina Regente durante la minoría de edad de Alfonso XIII, nada menos que 16 años.

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MANUEL MACHADO: El hermano poeta

El Mundo, 7 de diciembre de 1997

Tenía la gracia del Modernismo pasado por Triana. Fue mejor estudiante que Antonio y tuvo más éxito de público; ambos fueron borrachos, mujeriegos y trasnochadores. Demostró un conocimiento profundo de los metros cortos, de la copla popular y del desplante estético. Trabajó de bibliotecario.

Mientras vivieron, Manuel fue siempre «el mayor de los Machado». Muerto el menor, se convirtió en «el hermano de Antonio», pena pequeña comparada con la de su mala muerte en Colliure. Cuando el culto a San Antono Machado alcanzó límites grotescos, con Alfonso Guerra de Sumo Sacerdote, Borges, que los había conocido a los dos en sus años mozos, respondió así en Barajas a la pregunta de un plumífero oficioso: «¿Dice usted Antonio Machado? ¡No sabía que Manuel tenía un hermano!». El desdén hacia la poesía de Manuel en nombre de la de Antonio, aún vigente, es propio de facinerosos del espíritu, analfabetos en poesía y desalmados en política, indiferentes a la tragedia real y simbólica de estos dos hermanos separados, nunca enfrentados, por la Guerra Civil.

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ROSA CHACEL: El siglo XX, en escritora

El Mundo, 30 de noviembre de 1997

Su vocación primera y última fue la Estética como materia, pasión y religión. Se exilió en Brasil, donde prosiguió su ambiciosa obra. En los años 70 comenzó su reconocimiento oficial en España. Murió sin que la tribu literaria soportara su ancianidad altiva.

«Empiezo por confesar mi orgullo más pueril, el de haber nacido en el 98». Estas son las primeras palabras de una de las mejores novelas españolas del siglo, Desde el amanecer, que continúa: «La fecha es suficientemente señalada para que sea necesario explicarlo. Por aquel entonces unos cuantos españoles pensaban, hablaban, escribían, luchaban; otros, engendraban criaturas que tenían sentido y misión de compensaciones.

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NEBRIJA: Las humanidades por principio

El Mundo, 23 de noviembre de 1997

Fue predominantemente un filólogo. Para sacar adelante algunas de sus obras contó con la ayuda de Juan de Zúñiga. En 1492 publicó la Gramática Castellana. Topó con la Inquisición y tuvo que protegerlo el Gran Inquisidor, a la sazón Cisneros. Dio clases de Elocuencia y Poesía en Salamanca.

Cuando Antonio Martínez de Cala y Jarava, después de mucho estudiar, volvió de Italia «para desbaratar la barbarie por todas partes de España tan ancha y luengamente derramada», decidió bautizarse de nuevo. Y se puso Elio, en homenaje a los emperadores romanos de la Bética; Antonio, nombre también romanísimo; y de Nebrija, porque Nebrissa era el nombre latino de su ciudad natal, Lebrija. Así que, en lugar de Antonio Martínez El Lebrijano, adecuadísimo para cantaores flamencos y toreros de tronío, hoy debemos hablar de Nebrija, que tampoco está mal como nombre artístico.

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